De vez en cuando ella rasguñaba fuerte, sin pensar, sin sentir, sin hablar.
Y cada vez que lo dañaba, él se apenaba...hasta que un día, él le contuvo el intento... hasta que otro día, él le detuvo mas fuerte... y hasta que le talló tres marcas en la cara...y hasta que, sin que ella le hiciese nada, con furia él le lastimara.
Así, cada vez fue menos gata, y él cada vez menos cordero...
Y un día entendieron, que ella debía irse con un conejo y él... con una hiena.
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